Sobre el fenómeno «50 Sombras de Grey» y lo que significa


  1. No he visto la película de 50 Sombras de Grey.
  2. No he leído el libro de 50 Sombras de Grey.
  3. No tengo nada en contra del BDSM. Estoy totalmente a favor de la libertad sexual.

Estoy totalmente en contra de 50 Sombras de Grey, porque es la prueba fehaciente de que la sociedad quiere hacer a las mujeres idiotas. ¡Y me niego! Creo que el argumento tratado en el libro (y lo del BDSM me parece un mero detalle) sostiene y promueve una serie de estereotipos y condiciones nocivas para las personas.

Empecemos por ese protagonista controlador y absoluto, que no deja para su compañera más que el mero rol de espectador. Alguien podría relacionarlo con el sobre-protector hasta el agobio que era el vampirito Cullen, ¿no? Y es que muchas personas ya echaron chispas con el éxito de la novela de Stephanie Meyer, de cuyas dos primeras partes una servidora disfrutó a la tierna edad de catorce años. Pero claro, catorce y no más; inocente tal vez, pero tonta no. Y justamente porque yo (como muchas, muchas) también me he dejado llevar por la fantasía de un hombre que no nos quita el ojo de encima y nos lleva a dar la vuelta al mundo, me he planteado ¿por qué? ¿Por qué tanta pasividad?

La idea de un hombre que lo controla todo y lo hace todo, que persigue a la mujer que ama resulta atractiva, sólo hay que ver el número de libros vendidos. ¿Por qué? Por la gran inseguridad de muchas mujeres en la sociedad actual, especialmente en lo referido al sexo y a las relaciones románticas. La imagen femenina que ofrecen los medios de comunicación es la de la mujer que se deja cortejar, o que a lo suma utiliza sus “encantos” femeninos (le pone ojitos, se viste “sexy”, etc.) para atraer al hombre, pero que jamás de los jamases va hasta él y le pregunta: “Oye, ¿hacemos algo juntos?”. Así es normal que en esta situación, las chicas menos extrovertidas, sueñen con que el hombre ideal las persiga obsesivamente. Que de su inspiración salga el hacer esto y lo otro, llevarlas a cenar, sugerir el plan… Resumiendo, que no haya que pedirle nada, porque las mujeres no piden. Es decir, su mayor aspiración es sentirse deseadas, puesto que parece ser la única forma de acceder a una relación amorosa.

La única película en la que recientemente he visto que era la mujer la que intentaba acercarse al hombre ha sido El lado bueno de las cosas, en la que el personaje tan bien interpretado por Jennifer Lawrence es quién provoca todos los encuentros y avances en la relación de ambos. Personaje que además me parece enormemente humano e inteligente, por las decisiones que va tomando y lo que nos revelan sobre su perspectiva vital. Pero tengo que añadir, y esto es clave, que todos los otros personajes piensan ¡que está loca! Vamos, que esa forma de acercarse compulsivamente al otro protagonista está justificado por su falta de lucidez a causa de sus traumas. Y que una chica en sus cabales no haría eso. Y no iría por ahí buscando amor, porque eso es de mujer desesperada y fea, y a la que no quiere nadie.

Yo comprendo que mucha gente fantasee con la circunstancia ideal en la que no tenga que sentirse vulnerable, porque las relaciones amorosas son en las que más vulnerables nos vemos obligados a mostrarnos. Todos nos sentimos inseguros en estos temas, hombres y mujeres. Pero siento decir que la realidad nunca es como nosotros la soñamos, y que alguien adivine lo que queremos que haga por inspiración divina, es como mínimo imposible.

Así que este es el modelo de mujer que actualmente la sociedad está promocionando, pues pocas críticas he visto sobre el libro o la cinta realmente en los medios de comunicación, y todas las que he visto han sido en internet y a título de opinión personal. ¡Qué vivan las niñas inseguras, que necesitan que su amante experto las coja de la manito y haga todo por ellas! Y lo más importante, que necesitan que adivinen los deseos más libidinosos, porque una señorita no va a admitir que tiene esas apetencias. En fin…

Y como he dicho más arriba, lo del BDSM en toda esta historia, es un detallito. Porque la sumisión que molesta, que es dañina, no es la que lleven a cabo una pareja en su intimidad y en los términos que ellos hayan decidido, si no la que es exigida en el ámbito de la vida pública para ser considerada una mujer correcta.

Segunda cosas que me saca de quicio de 50 Sombras de Grey, y que también se está viendo en mucho otros fenómenos basura. Y es esa lujuria por la vida lujosa que se puede permitir el protagonista del libro/película. Bien sabido es que el sueño americano es ser rico (ni construir un imperio, ni ser famoso, ni perras, ¡es ser rico! Si te toca la lotería, vale igual que si te lo has tenido que currar como Bill Gates). Pero la forma en que estos valores materialistas están impregnando las fantasías de miles y miles de personas, y se están convirtiendo en una condición sine qua non en la vida me asquea. Ahora ya no nos vale que sea el hombre ideal, ahora además tiene que tener un jacuzzi ideal en su ideal piso céntrico en New York, y otro en su idealísima casa en la playa de Los Ángeles; y llevarnos todas las navidades de viaje a París, porque, no vamos a negarlo, serían las vacaciones ideales. Porque oye, que si tienes un buen trabajo y te puedes dar el gusto de irte de vacaciones a Hawái todos los años, pues mira, te aplaudo y brindo a tu salud, pero ¿tanto? ¿En serio tiene que ser tanto como el magnate del que hablamos aquí? Y seguro que ni siquiera tiene una ONG como Bill Gates, o como tuvo Paul Newman… Personalmente, esta avaricia desbordada me parece irracional y autocomplaciente. Que fantasear indulgentemente lo hacemos todos y es lo más natural del mundo, pero hay que saber con qué se fantasea.

Por cierto, el vampiro de la saga Crepúsculo (que, bueno, es para adolescentes y qué le vas a hacer, son personas aún en formación y con cierta ingenuidad todavía) también vivía con holgura.

¿Son estos los valores que se estilan hoy en día? ¿Son estas las grandes ambiciones y fantasías?

Me da igual que la gente lea cosas que estén mejor o peor escritas, que vendan más o menos, que cada uno se entretenga con lo que quiera y se evada como le apetezca. Pero que no haya una mínima oposición cuando un ideología de este calibre sacude el panorama del mercado literario, me parece repugnante. Que no estoy diciendo con esta expresión que la autora tenga ningún tipo de intención adoctrinante o algo así, para nada, creo que ella se lo ha pasado tan bien escribiendo el libro como sus lectores leyéndolo, y con la misma inocencia.

El llamado “fenómeno de 50 Sombras de Grey” me parece sintomático de que algo no va nada bien en la sociedad actual.

13 de Noviembre


Hoy le he dicho a una profesora que prefería que me evaluara con un único examen en vez de la evaluación continua (incluye la asistencia obligatoria a clase), y me ha mirado como si me hubiese declarado culpable de asesinato.

Esta obsesión con la asistencia a clase que ha traído el plan Bolonia está teniendo un efecto bastante deprimente, y es la estigmatización del alumno que no va clase como un vago, que solo quiere rascarse los huevos todo el día. Oiga, ¡disculpen!, si me resulta mucho más fácil concentrarme leyendo en la biblioteca y organizando lo que tengo que estudiar, que manejando una maraña de apuntes a veces inconexos, que aún encima tengo que completar obligatoriamente porque ¡es que los cuatrimestres son tan cortos! Vamos que las horas de biblioteca no me las va a quitar nadie. Porque eso de si vienes a clase no tienes que hacer nada en casa es cierto una de cada diez.

¿Yo qué culpa tengo si, por la razón que sea, no consigo adaptarme al ritmo de la clase? Si acaso, me gustaría pararme más en unos temas del curso que en otros, porque a mí personalmente me resultan más interesantes… (y el interés personal a estas alturas del cristo académico es esencial).

Esa concepción que se ha establecido en la universidad (al menos en la mía) últimamente de que el alumno que no viene a clase es un vago, no tiene interés, y como “penalización” le quitamos la evaluación continua y ¡hala! que se lo juega todo en un examen. Bueno, pues me parece bien, llevo haciendo exámenes todos mis años de instituto, no es un drama. No solía serlo al menos, pero claro, el drama empieza cuando los profesores se lo empiezan a tomar como algo personal. “¿Que no vienes a mi clase? ¿Qué pasa que soy aburrido? Pues te voy a poner un examen que te vas a acordar.” Por que no sé en qué parte de la guía docente lo pone, que si vas a clase además tienes derecho a un plus de indulgencia o algo así. Y esta es la única razón por la que la evaluación continua es supuestamente más fácil que la otra, porque los profesores se empeñan en que así sea.

Pues seré una persona rara, pero no hay cosa que más rabia me de que estar en una clase pensando en mis cosas, pasando de ese profesor que no tiene la culpa, y que además seguro que se está dando cuenta. Me parece irrespetuoso. Y pienso que mejor no voy y aprovecho el tiempo de otra forma. Que no lo hago por soberbia, por que yo pueda saber más que nadie, que simplemente funciono mejor de otras formas. La mitad de las veces voy a clase, a veces pesco algo interesante, alguna referencia a tal o cual autor, ¡escucho!. Pero si sé que no voy a estar escuchando, ¿para qué voy a ir? ¿Por qué un alumno que esté calentando el asiento en clase, que lleve los contenidos regular, tiene más posibilidades que yo de sacar buena nota? ¿Por qué se me penaliza porque no empleo tanto tiempo o esfuerzo en las tareas como otros de mis compañeros, o si necesito más tiempo (porque cada uno es mejor en ciertas cosas y peor otras), o simplemente porque estudio de forma distinta?

Lo siento mucho, pero después de 6 años de instituto en una clase de 30 personas donde más te vale que te las arregles tú solito porque aquí no tenemos tiempo para todos, pues fíjese, parece que hasta le he cogido el gustillo. Y ahora, no me gusta que me estén preguntando la lección cada día, que tenga que esperar constantemente a que al profesor le de por mandar la carga de trabajo cuando a él le parezca el momento adecuado. Además, ¡clases de dos horas! ¿Pero quién soporta eso? Supongo que es otro punto que agradecer a esa gente que NO da clase, pero plantea lo programas académicos. Y los profesores todos «si, si, si» como perritos falderos. Porque lo siento, pero gran parte de la culpa es de ellos.

Me siento como el perro que quiere correr y le están constantemente tirando de la correa para que aminore.

Eso en cuanto a los estudiantes que nos dedicamos enteramente a estudiar. Que qué más quisiera yo que poder trabajar, unas horillas a la semana en cualquier sitio, y te vas sacando un dinero para tus cosas, y te sientes un poco más persona, y un poco más adulta, y parece que empiezas a tener tu sitio, aunque precario. Pero claro, si supuestamente yo tengo que dedicar (y no se preocupen que con los temarios sobra para llenar espacios) 40h de estudio a la semana, pues parece un poco complejo eso de compaginar. Hasta aquí es “complejo”, pero lo que lo hace realmente imposible son los horarios. No, es que el lunes tengo clase de 11 a 13 y luego de 16 a 18; no, es que esos dos días ya es que los tengo totalmente completos; no es que el jueves va a ser que de 13 a 16 tengo una clase… Y alguien te dirá, bueno, pues no vayas a clase; y volvemos al principio.

Si yo quiero trabajar, joder, ¡pero no me dejan! A parte de que en España no “se lleva” eso de contratar estudiante, o en general coger gente con jornada partida (tampoco me sorprende, no está hecho el sistema para eso… Quizás alguien debería ir pensando en CAMBIARLO!).

Claro que me interesa lo que estudio, claro que quiero sacarme este puto título, si soy una persona lista, que siempre he sacado buenas notas. ¡Que yo no soy vaga, de verdad, que les prometo que no soy vaga! ¡Pero es que esto es un despropósito!

Yulia Lipnitskaya Sochi 2014


El ejercicio libre de Yulia Lipnitskaya en los Juegos Olímpicos de Invierno del 2014, celebrados en Rusia.
La música empleada es el tema principal de la película La Lista de Schindler del compositor John Williams.

Este es el ejercicio corto, que se centra más en la técnica. La música en este caso es  «You Don’t Give Up On Love» del compositor Mark Minkov.

Lipnitskaya escogió ella misma las dos canciones de sus ejercicios. Durante la temporada 2013-2014, escogió la obra de Mark Minkov para el programa corto, porque le encanta esta canción. Escogió el tema de la película La Lista de Schindler para el ejercicio libre después de haber visto mucha veces la cinta. Al principio, su entrenadora no estaba muy convencidade que fuese buena idea, y se esforzaron en encontrar un coreógrafo adecuado para el programa. La patinadora de baile sobre hielo Ilia Averbukh es la responsable de sus coreografías. La entrenadora Eteri Tutberidze dijo sobre la elección de Lipnitskaya: «Había visto muchas veces esta película; y dijo que quería ser la chica del abrigo granate».

Fuente: Wikipedia

Alternativa Galega de Esquerda nas eleccións galegas de 2012


Nas pasadas eleccións do 21 de Outubro de 2012, en Galicia, unha nova forza política entrou no parlamento: Alternativa Galega de Esquerda.

Este grupo parlamentario está composto principalmente por a formación nacionalista ANova Irmandade, encabezada por Xosé Manuel Beiras, e Esquerda Unida, coordinada por Yolanda Díaz; ademais recibe o apoio doutros grupos como Equo, o partido Ecosocialista, ou Compromiso por Galicia.

Nas recentes eleccións conseguiu 9 escaños e máis de 200.000 votos.

No periódico dixital, El Diario, Miguel Pardo escribe un artigo sobre as razóns deste cambio na estrutura do parlamento galego. En gran parte, débese ó claro peso histórico da figura de Beiras, e ó contraste que supón a súa actitude e imaxe coa política actual, cousa que atrae a gran parte do electorado máis novo; pero tamén está o factor da unidade entre as distintas formacións de esquerdas que supón AGE (apodada a «Siryza» galega) e que sen dúbida tradúcese nunha plena concienciación de que se necesita unha oposición forte e crítica para provocar un verdadeiro cambio na envellecida e desgastada política actual.

Artigo de Miguel Pardo en castelán: El milagro de AGE: 9 escaños de éxito con mes y medio de vida